Soy fan de
las películas de Woody Allen. Me encantan porque se que cuando me siento en la
butaca ante una película de Allen todos mis sentidos tienen que estar al 100%.
Rápidos diálogos con citas que al espectador nunca se le hubieran ocurrido
(recuerdo aquella en la que el protagonista estaba en la ópera y dijo “Cuando
escucho a Wagner me entran unas ganas de invadir Polonia…”) a los que acompaña
una ironía que sólo tiene su sello.
Este es el
ingrediente principal, a los que hay que sumar una decoración y un vestuario
exquisito. Y como la decoración y la moda me encantan, este post va dedicado a
Woody Allen y a la moda, porque esta semana fui a ver su última obra: Blue
Jasmine.
Eché de
menos un guión algo más elaborado en los diálogos, pero sin duda el vestuario
superó mis expectativas. La interpretación de Cate Blanchett es sublime, para
Óscar, y cuando la película termina ofrece una posterior conversación con tu
compañero de butaca. Las interpretaciones son variadas.
Pero no me
entretengo más, me centro en el post. La moda.
Cate
Blanchett interpreta a Jasmine, una mujer del Upper East Side de Nueva York.
Adinerada, guapa, y como ella misma dice “la que da las mejores fiestas de todo
Nueva York”.
Bien, pues
el bolso de Jasmine, es un protagonista más de la película. El Birkin de
Hermés. Color camel y con anclajes dorados. Un bolso que vale más que todo el
presupuesto de la película y que se pidió prestado a la casa porque la lista de
espera es de años para conseguir uno.
Si al bolso,
sumamos la chaqueta de Chanel, las perlas, los impresionantes anillos y
pendientes de diamantes…el presupuesto sería insostenible para la película, asi
que tuvieron que descolgar teléfonos, y afortunadamente con tan sólo decir Woody Allen o Cate
Blanchett los diseñadores enviaron lo necesario.
La chaqueta
de Chanel fue la única petición de Wody Allen “Jasmine debe llevar una chaqueta
de Chanel” y Karl Lagerfeld envió dos
con una nota que decía “Por Cate, haría lo que fuese”. Junto con el bolso es su
seña de identidad a lo largo de la película.
Las camisas siempre en tonos claros, blanco o pastel, de seda, también
forman parte del fondo de armario de Jasmine. De J. Mendel o Piazza Sempione.
Los vestidos de fiesta. Impresionantes. El rojo de Carolina Herrera fue
elegido por la propia Cate, y el de flores palabra de honor de Valentino.
Ambos vestidos van combinados con joyas (collar, pulsera y pendientes) valoradas en ¡1.200.000 dólares! Prestadas por una joyería de Nueva York, un agente de seguridad estuvo ese día durante el rodaje.
Si os gusta Woody Allen no os perdáis la película, y si además os gusta la moda, tenéis que verla ya.
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